sábado, 31 de agosto de 2013

Capítulo 6: Ya todos nos conocemos

Narra Silvia:


Me estoy preparando para salir con Lou y sus amigos. Una ducha de agua fría, el vaquero clarito, la camiseta de Vans y las Vans. Y todo esto con la sudadera verde que me había comprado en Strasbourg hace unos años. Yo soy muy de sudaderas, vaqueros o leggins y siempre acompañados de unos tenis. No me gusta nada vestir con faldas, vestidos, o así, me parece que no me quedan bien y aún por encima, no me siento cómoda. Eso sí, la raya del ojo no falta.


Cuando acabo, cojo mi mochila y guardo la cartera, las gafas de sol, el MP4 y todas mis cosas. Me siento en el sofá del salón mientras espero por las dos tardonas de mis amigas y decido coger el móvil para hablar un rato con mi hermana por whatsapp. Me cuenta lo de siempre, que está encantada con su trabajo y que está deseando que vaya a visitarla. Ella vive en Alemania y trabaja en un laboratorio haciendo medicamentos y fármacos desde hace ya casi dos años. Sabela y yo nos llevamos casi seis años, pero desde que ella empezó en la universidad nos empezamos a llevar muy bien.


- Ya estamoooos! -Grita Laura mientras bajan las escaleras.


Pero no están. Aún se tienen que dar el último retoque en el espejo del pasillo. Ese tiempo lo aprovecho para despedirme de mi hermana y coger el bolso.


Llegamos al Starbucks donde habíamos quedado con los chicos pero aún tenemos que esperar un poco por ellos. Nos sentamos y pedimos algo. No tardan mucho en llegar, y en cuanto entran por la puerta, Laura se queda apampanada viendo para el rubio que viene con Lou, se sonroja, y gira la cabeza. Susurrando nos dice que es Niall, el chico de Nando’s, y yo no puedo evitar reirme. Me levanto y voy a saludar a Louis.


-Hola Silvia! - Mira, estos son Harry, Zayn, Liam y
-Niall, lo sé - le interrumpo.
-L-l-los conoces? - Tartamudea
-No, pero Laura a Niall si. - digo, y en ese momento Niall mira para la mesa donde están ellas sentadas, le dedica una sonrisa amable a mi amiga y agacha la cabeza. Me rio por lo bajo.


Nos sentamos en la mesa y ahora soy yo la que, intentando recordar los nombres, presento a los chicos. Estamos un rato en el café, y cuando Laura, Marta y yo acabamos nuestro batido, nos vamos. Liam propone ir a un campo que hay en la parte de atrás de no sé qué edificio. Vamos caminando porque dicen que es cerca, pero a mi esos cuarenta y cinco minutos se me hacen eternos. Cuando llegamos soy la primera en tirarme en el césped mientras los demás se van a dar un paseo hasta una pequeña charca con patos que hay a unos diez minutos, pero yo estoy reventada y decido quedarme. Al rato, oigo una voz.


-Hola! - Es Zayn, el más moreno de todos y también uno de los más callados.
-Hola. - Digo mientras me incorporo.
-Así que tu eres la chica de la que tanto habla Lou eh? - Me dice, y yo, me sonrojo. Yo solo veo a Louis como un amigo. Me lo paso genial con el y siento que puedo confiar en él siempre, pero no quiero que nuestra relación se confunda.
-Erm… supongo que si, pero solo somos amigos - Digo rápidamente
-Tranquila, no he dicho lo contrario.


Estamos un rato hablando mientras los demás no llegan. La verdad es que Zayn es un chico muy majo, nunca lo diría, porque al principio de la tarde, él y Liam casi no había abierto la boca y pensaba que los que mejor me iban a caer eran el resto pero ahora creo que no.


Después de estar una media hora los dos solos me pregunto donde están todos y le sugiero ir a buscarlos, así que nos levantamos y vamos. A los dos minutos ya estoy cansada, no sé qué me pasa. Zayn, muy amable, me coge en caballito y me lleva el resto del camino así, hasta que consigo ver a los chicos y me bajo. Cuando llegamos los dos riéndonos a carcajadas por una sobrada que acaba de decirme Zayn, echo un vistazo a todos mientras digo ‘’Hola’’ y me fijo en Louis, que me echa un sonrisa algo forzada. Luego hablaré con él. Nos sentamos en un banco a charlar y se nos pasa la tarde ahí.


A las siete y media decidimos irnos a casa, pero no sin antes confirmar otra quedada todos juntos para la semana que viene. Nos despedimos de todos y yo, le dije a Louis al oído que tenía que hablar con él, así que cuando llegue a casa, concretaré una salida con el los dos solos a ver que me cuenta.



Narra Laura:


Cuando Silvia y Marta me proponen ir al Starbucks con Louis y unos amigos suyos, acepto, pensaba ir a Nando’s pero también tengo ganas de conocer a gente nueva y he estado tan ocupada trabajando y estudiando que no he tenido mucho tiempo para relacionarme un poco con la gente, además tengo ganas de conocer al dichoso Harry del que tanto me habla Marta.
Me pongo rápidamente unos shorts, la primera camiseta que encuentro y mis vans rosas. Hace mucho calor así que decido no llevar chaqueta y me pongo unas gafas de sol.



Decido no maquillarme e ir más natural, como a mi me gusta. Marta aún se está vistiendo y Silvia creo que está hablando con su hermana, así que aprovecho para ir a la cocina sigilosamente y coger el último paquete de Oreos. Ñam, son mi debilidad.


Llegamos al Starbucks y pido una coca cola mientras esperamos a los chicos, que no tardan mucho en aparecer, primero entra Louis que nos saluda alegremente, después entra el chico que debe de ser Harry por lo que me han descrito ya que tiene una sonrisa preciosa, rizos y ojos verdes. Después aparecen otros dos que Louis me presenta con el nombre de Liam y Zayn. Pero la puerta del Starbucks se abre una vez más y detrás de ella ¡¡¡aparece Niall!!¡¡¡ Que casualidad!! Mi corazón se empieza a acelerar y noto que se me suben los colores cuando Niall mira hacia mi y me sonríe.


No nos quedamos mucho tiempo allí ya que Liam nos propone irnos a un campo. Silvia y Zayn se separan un poco del grupo, yo creo que hay algo entre ellos dos…
Mientras Louis, Liam y Marta hablan animadamente. Harry y yo hemos tenido un buen “feeling” Me cae genial el chico, es super majo y muy divertido, pero a mi me gusta Niall. Noto que Harry me sonríe y me habla, pero yo no le presto atención y miro hacia Niall que se ha quedado un poco apartado del grupo. Cuando lo vi entrar en el Starbucks me puse muy contenta pero no me atreví a saludarle, me dolió un poco que él tampoco se acercara a saludarme. Así que decidí pasar de él y me pasé toda la tarde charlando y haciendo el tonto con Harold.

sábado, 17 de agosto de 2013

capítulo 5: Harry?

Narra Marta:

Ayer, cuando volvía para casa, Louis me llamó y me dijo que se había suspendido el ensayo, y  podíamos ir a tomar algo juntos. Acepté y llamé a las chicas para preguntarles si querían pero estaban muy cansadas y prefirieron quedarse en casa.
Cuando llegué a la plaza en la que habíamos quedado vi que Louis estaba con un chico, un chico demasiado guapo. Me dijo que era uno de los amigos que nos iba a presentar mañana a mí y a las chicas. Se llama Harry y casi no le podía ni decir mi nombre cuando me veía fijamente con esos ojazos del verde más bonito del mundo. No sabía qué decir ante aquella perfección.
Dos besos y ya se me había escapado una de las mías:

- Me encanta tu sonrisa.

A lo que me contestó con un:

- Gracias, Louis ha acertado con tu descripción a la perfección, eres guapísima.

Me puse como un tomate ante su inesperada respuesta. ¿Louis le había hablado de mí a aquel bellezón?
Nos cogimos una pizza y nos sentamos en un banco a charlar.
Después de hora y media nos fuimos cada uno a su casa, no quería separarme de ambos, pero debía preparar la clase. Ya no estaba tan emocionada con ella, desde luego.
Mientras caminaba hacia casa iba con una sonrisa tonta en la cara, me di cuenta cuando un hombre que pasaba a mi lado se quedó mirándome como si estuviera loca.
¿Por qué me había embobado de aquella forma con Harry? Sabía perfectamente la respuesta: porque era guapo, estaba bueno y era majísimo. Al igual que Louis, que solo veo como un amigo. Creo.
Cuando llegué a casa, aún tenía un poco de hambre, a pesar de la pizza que tomé con los chicos, así que comí un poco de aquella apetitosa cena que habían preparado Silvia y Laura. Les comenté que simplemente había tomado una pizza con Louis y que estuvimos haciendo un poco el tonto, como siempre. Les quería contar que había conocido a uno de sus amigos, pero no lo haría hasta mañana, porque estaba muy cansada y se pondrían pesadas conmigo si les dijera lo que me había parecido aquel chico. Además... mañana ya lo iban a conocer, a él y a los demás amigos.

Narra Harry:

La verdad es que esa chica es estupenda, realmente es como había dicho Louis; grandes ojos verdes super expresivos con alguna pequita sobre las mejillas, sonrisa radiante, un cabello atrevido y despeinado que define su personalidad, alta, morena... todas esas cualidades físicas que se complementaban a la perfección con su simpatía y su dulzura. A Lou se le iluminan los ojos cuando me habla de ella, creo que se está enamorando, aunque él me lo niega. También me habló de dos chicas más, Silvia y Laura; la primera creo que le cae muy bien, o igual es de la que está enamorado, porque es de la que más habla. Y de la otra no me ha dicho mucho de momento, solo que se llama igual que una que conoció Niall en Nando’s. Realmente tengo ganas de conocerlas a todas, parecen unas chicas muy majas.

jueves, 11 de abril de 2013


Bueno, a las pocas lectoras que tenemos, gracias por escribir y por esperar. Sentimos el retraso pero ya sabéis, el viaje a Alemania y luego recuperar todo, un caos de mes. Lo sentimos muchísimo y gracias de nuevo. Esperamos no volver a repetirlo.

Marta, Laura y Silvia

Capítulo 4: sobre ruedas


Narra Marta:

Llego a la academia y Andrea (la profesora) camina sonriente hacia mí. Nada, me dice que el chico que le ayuda con las clases se va a vivir a Francia y si le quiero sustituir dando sus clases; como ya iba él, los miércoles y viernes, pero que tendría que seguir limpiando los lunes y los viernes después de clase:


- QUEEEEEEEEEE?!?!?!?! POR SUPUESTO!!!

La abrazo tan fuertemente que temo asustarla con mi reacción: me vuelvo loca. Solo grito y salto eufórica. En mi vida me imaginé que uno de mis primeros trabajos consistiría en impartir clases de baile! Tengo pasión con todo lo que se relaciona con la música. Es como un sueño hecho realidad.

Salgo de la academia y me dirijo a casa para contarle la super noticia a las chicas cuando me encuentro con un amigo de Silvia. Se llama Louis y está genial; en todos los aspectos...
Se chocaron por la calle un día que ella volvía de la Facultad de Química y él a encargar unas fotografías a una tienda cercana; al siguiente se volvieron a ver, puesto que él iba a recoger las fotos a la misma hora en que Silvia salía de la Facultad. Desde aquella empezaron a salir un poco y nos lo presentó.
Después de hablar sobre lo que estábamos haciendo, le pregunto si quiere ir a tomar algo a una cafetería de la zona; pero, me dice que a pesar de lo mucho que lo desea, tiene que rechazar la invitación porque tiene ensayo. Entonces planificamos para mañana una quedada con las chicas y con su grupo de amigos, los cuales nos quiere presentar desde hace unos días; para ir al cine.
Silvia cree que él y yo nos parecemos mucho, que tenemos muchas cosas en común, y seguro que nos llevamos bien, por eso quería conocerlo mejor. De todas formas es mejor así, porque debo preparar mi clase para mañana: baile contemporáneo con un grupo de chicas adolescentes... espero caerles bien.




Al día siguiente...

Narra Laura:
Esto no puede ser bueno en serio. Soy tan feliz que creo que voy a explotar.

Mi vida en Londres con Silvia y Marta es absolutamente perfecta: Por la mañana desayuno en Nando’s, pero más que desayunar, hablo con Dani y contemplo de reojo al rubito.  Luego, universidad, y por la tarde; como con mis amigas, estudio un poco y de vuelta a Nando’s a trabajar de camarera hasta las doce de la noche.

- Lauraaaa! Me estás ignorando, escuuuchame. - Dice una Silvia muy enfadada.

- Eh? Perdón, perdón, repite.

No la estaba escuchando, la verdad, seguía pensando en esta maravillosa mañana:

>flashback<

- Daniii! Quieroo mis tostadas con lechee!  - Grité desesperada, aquella mañana me había levantado tardísimo y no quería volver a llegar tarde a la universidad.

- Voy, voy. Toma, aquí tienes cielo.

- Uff... graciias.

Y en el instante en el que empezaba a mordisquear una tostada con miel, entra el “rubito” como lo llamo yo por la puerta, estoy acostumbrada a él. Hoy lleva unas gafas Ray Ban muy parecidas a unas que tengo yo en casa y un polo rojo que le queda muy bien... “Dios, Laura, para!! estas obsesionada! Ni siquiera sabes su nombre!” Pienso yo para mi.

- Laura, esto es serio, no puedes seguir así. - Me reprocha Dani.
- Eh? Qué decías?
- A eso me refiero. No paras de mirar a ese tío. Dile hola al menos. Yo que sé... salúdale, sedúcelo como solo tú sabes Lau.
- Pssss! Cállate, que puede estar escuchando!
- Se acabó! - Dani se levanta y se dirige a la mesa donde está sentado el rubio. Oh dios mío, juro que lo mato.  Se pone a hablar con él pero no escucho lo que dice.


Narra Niall:
Era una mañana como cualquier otra, había ido a Nando’s a desayunar, aquello ya era una obsesión. “Vamos Niall, reconócelo, no vas a Nando’s solo por la comida” Pensé para mi mismo. Iba tan solo para ver a la chica morena, como la llamo yo, ya que no sé su nombre... Es la camarera que tiene el turno de tarde, pero hoy está desayunando, lo de siempre, leche, zumo y tostadas con miel. Me he fijado. Lleva el pelo recogido en una larga trenza... tengo unas ganas de olerlo y tocarlo... “Niall tío eres gilipollas. Tu puedes conseguir a la chica que quieras, vete allí y habla con ella, gallina!” Pensé para mí mismo. Me iba a levantar, pero justo en ese momento se levanta el camarero que está sentado al lado de la morena y viene hacia aquí.

- Hola guapo! Como te llamas?

- Niall. - Le respondo sorprendido, que yo sepa aún no he pedido nada.

- Mira, ves esa chica morena de allá? Quiere hablar contigo, pero la pobre es muy vergonzosa, sabes? Creo que le gustas.

Me quedé sin habla.

- Como se llama? - Le pregunto yo coloradísimo.

- Laura Fernández. Es muy mona, eh?

- Eh... si. Mucho. - Miro hacia ella y la pillo mirando hacia aquí. Se ha puesto muy colorada, que tierno... Le sonrío y le guiño el ojo.  Me levanto y voy hacia allí.

Narra Laura:
Oh dios mío, el rubio se dirige hacia mi, que hago? Intento aparentar indiferencia y tranquilizarme porque en mi interior mi corazón va a mil.

- Hola! Soy Niall y tú eres Laura, verdad?

- Ehh... si claro, esa soy yo, jeje. - Soy tonta tonta tonta tonta.

- No pareces de por aquí.

- Soy española.

- Que bien! Me encanta el español, siempre que tengo tiempo me voy de vacaciones a Marbella.

- Que bien! Es preciosa! Yo soy de Galicia. Has oído hablar de ella?

- Si, me han comentado algo de los verdes campos y todo eso. Se parece a Irlanda un poco, no?

- No se, la verdad, nunca he ido a Irlanda, pero me encantaría ir.

- Jajajaja, yo soy irlandés.

- En serio? Jajajaja, ya te veía yo cara de duende - Menuda tontería acabo de decir, pero al parecer a Niall le hace gracia porque empieza a reír de una forma muy contagiosa, así que acabamos los dos partiendonos de risa.

- Sabes? Podríamos quedar algún día y tú me puedes enseñar a hablar español.

- No see... que recibiría yo a cambio?

- Jajaja, sé tocar la guitarra, te puedo enseñar. - Me propone él.

- En serio? Qué guay! Yo toco el piano, pero siempre he querido aprender a tocar la guitarra!

- Jajaja, genial. - Niall me guiña un ojo y yo me derrito. Miro el reloj.

- MIERDA! Niall me tengo que ir!! Dios dios dios llego tarde! Chaooo!

- Espera Laura! No me has dado tu número!

Pero yo ya no lo escucho y salgo de Nando’s como un relámpago.

>fin del flashback<

Sin duda ha sido la mejor mañana de mi vida, y ya sé el nombre del chico: Niall Niall Niall, me encanta decirlo.

- Ahora cuéntame tú qué es lo que te tiene tan ignoradora de Silvias. - Me dice Silvia enfadada con razón, he pasado de ella todo el rato. Así que decido contarle lo del chico de Nando’s. Niall.



Narra Silvia:
Ya llevaba esperando a que mi teléfono sonara con la noticia de que había conseguido un trabajo más de una semana, y ya estaba perdiendo la esperanza cuando, una tarde que estaba por Londres comprando las cosas que me faltaban para mis clases de la Universidad, me llamaron de una academia de idiomas. Al parecer, querían a una persona española que ayudase a la profesora de español con los niños pequeños. Sin pensarlo dos veces acepté. La verdad es que los niños no eran mi obsesión, más bien todo lo contrario, me agobiaban, odiaba a los niños que lloraban y que se portaban mal, me estresaban, pero necesitaba trabajo cuanto antes y este especialmente, no me iba a suponer un gran esfuerzo. El empleo constaba de ir 5 días a la semana tres o cuatro horas cada día. La Academia estaba a un par de manzanas de nuestra casa, así que, podría ir andando sin ningún problema.

Cuando acabé las compras le mandé un whatsapp a Louis para ir a tomar algo antes de cenar. Desde el día en que nos habíamos chocado me impactó totalmente y al día siguiente que nos volvimos a chocar (casualidad? Puede que no), empezamos a charlar y de como coincidíamos mucho en esa calle, acabamos haciéndonos amigos. Quedamos en el London Eye para ir a un Starbucks y hablamos un poco de todo, como siempre, era un chico increíble, era de los pocos que sabía escuchar y que te intentaba ayudar, aunque tuvieras el problema mas tonto del mundo. La verdad es que cuando estoy con el me siento observada, las chicas que pasan cerca nuestra se nos quedan mirando y cuchichean entre ellas, creo que se sorprenden de su atractivo físico, pero nunca me atreví a decírselo, tengo miedo a que piense que estoy loca.

Llegué a casa una hora más tarde y no había nadie, estaba sola. Subí a mi cuarto y me di cuenta de que estaba muy desordenado y decidí arreglarlo un poco. Puse mi música a todo volumen, Vetusta Morla, un grupo que muy poca gente conoce y que, de mis amigos, no le gusta a ninguno, pero yo estoy enamorada de esos chicos.

-Silviaaa! Ya estas con la Chusta Morla esa tuya? APAAGALO - Como no, Laura, venía de Nando’s y ya entraba por la puerta gritando.
Después de bufar un par de veces, apagué la música y bajé a saludarla y a contarle que ya tenía trabajo. Noté que mientras se lo contaba, no me estaba haciendo mucho caso así que, decidí decir una de mis sobradas para comprobar lo evidente.

- ...así que tengo que ir cinco veces a la semana y matar a un par de niños para luego comérselos.

- Ajá - me dijo Laura.

- Lauraaaa! Me estás ignorando, escuuuchame.

-Perdón, perdón, repite.

Le volví a contar todo y me felicitó, pero conocía a Laura, y sabía que esta tarde algo le había pasado y estaba deseando contárselo a alguien, entonces le pregunté:

- Ahora cuéntame tú qué es lo que te tiene tan ignoradora de Silvias.

- A mi? No hay nada que contar.

Pero esa sonrisa de mentirosa le delató y me lo contó. Me dijo que en Nando’s había un chico rubio que ya le había llamado la atención un par de veces y que hoy no se que le había pasado. Me lo contó tan emocionada que creo que hasta sería capaz de llorar. Cuando acabó nos pusimos a hacer la cena (hoy no conseguí escaquearme) y cuando estábamos acabando, Marta entró por la puerta, le preguntamos donde había estado y nos contestó con evasivas antes de irse a su habitación. Laura y yo nos miramos, sabíamos que algo le había pasado, pero no sabíamos si era algo bueno o algo malo, tendríamos que esperar hasta que ella nos lo quisiera contar, sino se iba a agobiar y sería peor para todas. Cenamos con el ambiente un poco tenso por parte de Marta y enseguida nos fuimos para cama porque era ya tarde, mañana tendría que ir a la academia a que me confirmaran un par de cosas y a firmar el precontrato y debía estar muy despierta.




miércoles, 6 de marzo de 2013

Pausa

Hola lectoras!!!
Queremos pediros disculpas por no subir desde hace tiempo, pero acabamos de salir de un mes lleno de exámenes y ahora nos vamos a Alemania de intercambio hasta el 15; cuándo volvamos intentaremos subir lo antes posible.
Gracias por leer,
Besos
Malasi Sanferfi.

domingo, 17 de febrero de 2013

Capítulo 3: El comienzo

Narra Marta:
En primer lugar, me dirijo a la habitación más alejada a las escaleras, pues desde ellas se puede ver una enorme puerta de cristal con cortinillas a los lados que abren paso a un pequeño balcón. Las paredes, de color crema. Lámparas de todo tipo rodean la habitación. Una cama de matrimonio, un armario empotrado con puertas de espejo perfectamente limpias, un escritorio con portátil y una gran colorida alfombra de pelo. Era perfecta. Perfecta para mi, nada más entrar lo tuve claro (sin tan siquiera ver las demás) que era para mí. Todo en orden, limpio, con el espacio suficiente para montar mis coreografías frente al espejo, diversas estanterías donde colocar mis objetos personales, todo con colores cremosos mezclados con vivos, que dan luz a toda la estancia.  Creo que no existe nada que la pueda mejorar. Nada excepto la foto que tengo en el hospital con Kim por primera vez en mis brazos, la cual coloco en mi blanca mesilla de noche.
Por la mañana permanecemos en la casa, descansando, arreglando nuestras habitaciones, explorando la casa y hablando con los caseros: Anna y Paul.  A mi parecer, las tres nos alegramos de que nos hayan tocado unos caseros tan amables y educados.
Por la tarde iremos a visitar un poco los alrededores... igual hacemos algún amigo.


Al cabo de una semana...

Narra Laura:
“Necesito un trabajo” – Pensaba mientras le pedía a Dani, el camarero de Nando’s, otra Coca-Cola y unas tostadas con mantequilla para desayunar.
Ayer había ido con las chicas al centro comercial, y se habían comprado una ropa chulísima, todas excepto yo, que babeaba mirando los escaparates londinenses. Mi abuela solo me había dado el dinero justo y necesario para comer y pagar el piso compartido. Encendí mi móvil y me puse a buscar ofertas de trabajo.

Narra Niall:
Tenía mucha hambre, pero por suerte no había casi nadie cuando entré en Nando’s, normal, pensé, eran las seis de la mañana y local estaba vacío, excepto por una morenaza que estaba mirando la pantalla de su móvil. De pronto, levantó la vista y yo me quedé hipnotizado mirando esos grandes ojos verdes. Me ruboricé por el largo contacto visual y me fui corriendo a la zona VIP, por si acaso aquella chica me había reconocido.

Narra Laura:
Sentí que me observaban y levanté la vista, guau, que rubito más mono, pensé.

- Aquí tienes tesoro, disfruta del desayuno.
- Gracias Dani, eres un cielo. ¿No sabrás de algún sitio o local donde busquen una camarera o una ayudante?

Dani empezó a reír escandalosamente.

- Jajajaja, pequeña Laura, ¿no has leído el cartel de la entrada? Nuestro jefe quiere contratar un camarero más. ¿Por qué no te presentas? Trabajaríamos juntos.
- Vale, ¿Dónde está tu jefe? Me gustaría hablar con el.
- Allí, en esa puerta donde pone “Privado”. Buena suerte!!

Realmente me apetecía trabajar en Nando’s, hacía ya una semana que llegamos a Londres, pero yo ya era una clienta habitual, porque era un sitio que me encantaba, y hacían unos nachos... para chuparte los dedos. Por no hablar de lo majos que eran los camareros, pensé.
Aquí conocí a Dani, mi mejor amigo (y bueno el único que tengo en Londres) es gay, y le van los tíos, así que siempre que aparece un chico guapo, hacemos apuestas para ver quién le pide antes su número de teléfono, me lo paso genial con él.

Llamé a la puerta.

- Adelante.
Respiré hondo y entré.

Narra Marta:
Eran las seis y media de la mañana, como no podía pegar ojo, me dirigí a las habitaciones de las chicas. Silvia dormía como un tronco y Laura... estaría en Nando’s, como siempre. Lo de esa chica es “caso aparte”. No comprendo como se levanta tan temprano. Me visto y me peino.

- Hol...- Nada más abrir la puerta aparece una Laura gritona y escandalosa que se abalanza sobre mí.
- Me han cogido!! Me han cogido!! Yupiiiii!! Voy a trabajar en el Nando’s!!
- Enhorabuena chica! Y eso? No lo habías comentado.
- Ya bueno, estaba hablando con Dani de que necesitaba un empleo y me dijo que aquí buscaban a alguien.
- Bien, porque así podrás devolverme el dinero de esta preciosa camisa que te he comprado!
- Marta! Os dije que no la cogierais... Gracias es perfecta.
- Jajaja, de nada.

Narra Laura:  
Amo a Marta, ¡¡me ha comprado la camisa que quería!! En serio la voy a matar. Le di dos besos en la mejilla y subí corriendo a probármela.

 

Narra Marta:
Iba a trabajar a una famosa academia de baile como limpiadora unas horitas por primera vez. Solo con pensar en lo que me mandarían hacer se me subía la comida.
Al menos, de momento, solo iría dos días a la semana. Aunque el horario no está fijado.
La profesora debía de tener unos treinta años, era agradable. Los miércoles y los viernes iba un chico, más o menos de mi edad; puesto que ella no daba abasto. Se fueron y me dieron unas llaves para que cerrara cuando acabase. Me puse mis cascos de música, busqué “good life” de OneRepublic, subí el volumen al máximo y comencé a fregar el suelo.

Cuándo me di la vuelta la chica me estaba observando. No estaba enfadada. No tenía mala cara. Simplemente sonreía. Apagué rápidamente la música, me levanté del suelo y cogí la fregona. Me disculpé. Me preguntó dónde había aprendido aquellos pasos y por el nombre de la canción; la cuál podía escuchar sin necesidad de tener los cascos puestos, debido al elevado volumen. Se había dejado sus llaves.

Narra Silvia:
Esta semana y media en Londres había sido la mejor de mi vida, pero ahora tenía que buscarme la vida y encontrar un trabajo lo antes posible para poder concederme algunos caprichos por aquí. El lunes por la mañana había ido a la Facultad de Química para conocerla y arreglar unos asuntillos que me quedaban pendientes. Al salir, me recorrí la ciudad entera buscando un empleo que pudiese compenetrar con los estudios y que no fuese muy lejos de casa y de la Universidad. Entré en muchísimos locales, desde cafeterías en las que buscaban camareros hasta en una farmacia, pero en ningún sitio me daban una respuesta exacta, siempre lo mismo “Deja tu currículum ahí, ya te llamaremos...” Lo que me daba a entender, que no me iban a llamar. La verdad es que ninguno de los trabajos que pedí, eran realmente mi pasión, pero necesitaba dinero cuanto antes, así que, me conformaba con cualquier cosa.

Cuando salía de uno de los establecimientos, una tienda de fotografía, yo, como buena patosa que soy, me choque con una persona y me caí al suelo. Iba atenta al móvil y no miraba por donde iba.

- Uy, perdón, digo... Sorry, sorry.

Me puse colorada y agaché la cabeza vergonzosa, el chico, muy amable por cierto, me ayudó a levantarme y me dio a entender que no pasaba nada. Me levanté y me quedé alucinada mirando sus preciosos ojos azules y su perfecta sonrisa, sacudí la cabeza e intenté volver a esconderme en la pantalla de mi teléfono, el chico se rió y entró en la tienda. Cuando me pasó, no pude evitar girarme y fijarme en su trasero. Es una obsesión mía creo, cada vez que conozco a un chico, me fijo en su culo tan pronto tengo oportunidad, y la verdad, es que es culo de este chico moreno, era el mejor culo que había visto en mi vida entera.

Cogí mi MP4, me puse los cascos y me puse camino a casa intentando no pensar en nada más que en la música, y como siempre, lo conseguí. Llegué a casa y lo primero que oí y vi, fue a Laura abalanzándose sobre mí y diciéndome que iba a trabajar en Nando’s. Le di mi enhorabuena, saludé a Marta y me dirigí a mi cuarto para darme una ducha, odiaba cocinar y la hora de la cena estaba cerca así que decidí escaquearme, como siempre. Agarré los altavoces, el MP4, el pijama y mis toallas y me fui directa al baño de mi cuarto a pegarme una buena ducha relajada, pero no sin antes avisar a las chicas de que tenían que cocinar sin mi, y después de quejarse un poco, me dejaron tranquila.

sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 2: Llegamos!


Narra Laura:
Ya en el avión empecé a marearme, tenía una claustrofobia horrible y estaba deseando llegar a Londres. Para distraerme un poco recordé las extrañas palabras que me dijo mi abuela al despedirse.
>flashback<
- Ayy hija, pórtate bien, vale? Y estudia mucho, mucho, mucho.
- Que siiii….
-Y sobre todo,  nunca, nunca, nunca te enamores de un famoso americano.
- Abuela, Londres no está en América, está en Inglaterra.
- Da igual, los famosos son todos iguales; unos egoístas, egocéntricos…como tu abuelo, sean de donde sean.  – Eso lo decía porque mi abuelo fue cantante famoso y bueno, digamos que le puso los cuernos a mi abuela. Tengo montado en mi familia un culebrón de narices. Pasé de escucharla, siempre me contaba la misma historia miles de veces.
- Chao abuela, que voy a perder el vuelo. – Le di dos besos y corrí detrás de Silvia y Marta a coger el avión.
>fin del flashback<

Narra Marta:
La ida no ha sido un buen trayecto, que se diga. Entre el dolor de cabeza de Silvia, la claustrofobia de Laura  y mis vómitos montamos todo un espectáculo. El enano habitáculo al que se atrevieron a llamar “aseo” olía a mierda y estaban meadas hasta las ventanas, sin embargo, la gente no paraba de entrar y salir. Espero que la vuelta sea mejor.
Al menos teníamos algo bueno, algo que nos hacía sentir bien: la música. Ese extraño elemento de la naturaleza que agrada a nuestros oídos. Escuchar una canción que te hace ser única durante un instante, un instante que te gustaría que no terminase nunca… mientras piensas en el chico de al lado.
Una vez  fuera del avión nada me quita la sonrisa de la cara: ni mis oídos taponados, ni el frío que hace, ni la novia del chico de al lado…
Las tres nos fundimos en un abrazo eufórico que parece eterno.

Narra Silvia:
Por fin, nos ha costado lo nuestro estar donde estamos, pero tras todos nuestros años de estudio para conocer Londres, lo hemos logrado. El vuelo... digamos que no va a ser uno de los 10 momentos más felices de mi vida, pero ya hemos bajado.
No puedo ignorar el hecho de que Marta estuvo todo el viaje observando al chico que iba a nuestro lado, y ahora está haciendo lo mismo, pero creo que va a ser mejor hablar de eso más tarde con ella.
Lo primero que hacemos al desembarcar es recoger nuestros equipajes  y coger un taxi hasta nuestro apartamento, que por las fotos que hemos visto y los comentarios de Internet de inquilinos anteriores, la casa es increíble y sus dueños muy amables. El taxi nos cuesta un ojo de la cara a mi parecer, pero también tengo que reconocer que yo no estoy muy centrada en el tema de la economía, eso es más cosa de Laura...
Durante el trayecto en taxi, miramos alucinadas por las ventanillas contemplando cada uno de los grandes edificios, las anchas carreteras y la cantidad de gente, en definitiva, la ciudad, un término al que no estábamos muy acostumbradas, ya que Vigo, a lo que llamaríamos ciudad nosotras, no es ni la cuarta parte que este maravilloso lugar. Nos paramos en un semáforo y vemos pasar el típico autobús rojo de dos plantas, sinceramente, me parece muchísimo mas bonito en la realidad que en las miles de fotos que he visto en mi vida, y que en el cuadro que tengo colgado en el cabecero de mi cama española.
Tras un recorrido en taxi, que, personalmente, me había parecido muy corto, nos bajamos, pagamos al taxista las libras que nos pedía, recogemos nuestras maletas del maletero del vehículo y nos dirigimos a la entrada de la casa, donde ya nos esperan un matrimonio mayor, con una gran sonrisa en la cara y una tarta en sus manos. A partir de este momento, Laura, Marta y yo, ya vivíamos en Londres, y esos dos señores que parecían tan agradables iban a ser nuestros caseros durante, espero, el mejor año de nuestras vidas.

Narra Laura:
Nada más salir del taxi nos esperaba el matrimonio con una tarta  en las manos, no  le quité el ojo a la tarta.
- Estamos contentos de dejaros nuestro piso, espero que os guste  y blablablablablablablablabla....

Al fin, se fueron, dejando la tarta en la mesa de la cocina. Marta y Silvia  corrieron a elegir sus respectivas habitaciones,  y yo corrí a por la tarta.


jueves, 24 de enero de 2013

Capítulo 1: Erasmus


Narra Laura:
-         RIIING! RIIING! RIIING!
Golpeé el ruidoso despertador y me levanté de un salto, normalmente me quedaba en cama hasta más tarde,  pero hoy era un día especial. Era el día en el que iba a ir a Londres. Había esperado tanto tiempo, y me lo había currado, pasando las tardes estudiando, haciendo deberes… Pero había merecido la pena y había conseguido la beca para irme de Erasmus a Inglaterra junto con tres chicas más, dos de ellas son mis mejores amigas; Marta y Silvia y luego otra chica que no conocemos, una tal Claudia. Cogí mi gran maleta verde ya preparada desde la noche anterior, desayuné un vaso de leche con galletas a todo correr y me vestí rápidamente para ir al aeropuerto. ¿Conocería a algún rubito inglés?

Narra Marta:
Suena el despertador aunque ya estoy despierta. Los nervios me superan, haciéndome pasar toda la noche en vela. A las dos estaré despidiéndome de mi familia para estar a las tres en el aeropuerto… pues me voy de Erasmus a Londres!!! Aún no me lo creo… que me dieran la beca… a mí! Lo mejor es que iré con mis dos mejores amigas. Estoy segura de que nos lo pasaremos genial juntas, ellas ya son amigas desde hace tiempo, yo las conocí hace dos años, cuando entramos en la universidad. Me alegro de haber conocido a unas chicas tan majas y que se portan tan bien conmigo.
Cojo mi maleta,  mi bolso y salgo pitando por la puerta, cuando de repente, retrocedo. Quiero despedirme bien de Kim, mi hermana pequeña, sé que me echará mucho de menos. Y yo a ella. Le llevo doce años, y para mí es como una hija.
Apuro a mi padre y es en ese momento en el que vomito el café con leche del desayuno. Sabía que no era buena idea lo de desayunar…


Narra Silvia:
Pues ya era el día, después de casi un verano entero disfrutando con mis amigos de las playas de Nigrán, por fin hoy me iba a Londres con dos de mis mejores amigas. Llevaba esperando este momento desde mayo, que nos confirmaron que habíamos sido seleccionadas para viajar a Reino Unido con una beca de Erasmus. Esta noche salí con algunos de la pandi de Nigrán, quería aprovechar el máximo tiempo posible con esas personas que habían hecho de mis años de instituto los mejores años de mi vida, y desde que cada uno se fue a la Universidad, cada uno a una parte de España, cada vez que nos veíamos quedábamos y ahora que Laura, Marta y yo nos íbamos, necesitaba despedirme. Llegué a casa sobre las cinco y media de la mañana y claro, yo, como siempre dejo todo para el último momento, tenía que hacer la maleta, ya tendría tiempo para dormir en el avión. Ya tenía toda la ropa seleccionada, solo me faltaba guardarla. Conozco a Laura y Marta desde pequeñas, y yo soy la más alocada de las tres, aunque ellas no se quedan cortas, pero ellas, esta noche, decidieron quedarse en casa para descansar y poder disfrutar al máximo de Londres el primer día que llegásemos.  Yo también pensaba disfrutar de Londres, pero tengo 20 años y estoy en edad de pasarlo bien, y disfrutar todo el tiempo que pueda. En un par de horas tendré que despedirme de mi familia e irme al aeropuerto a coger el avión que llevo soñando con coger desde los 13 años que empezó mi obsesión por Inglaterra. Espero conocer a grandes personas durante mi estancia allí y poder completar mi año de Universidad con todas aprobadas como hasta ahora.

Narra Laura:
El viaje hacia el aeropuerto para mí, fue lo peor, estaba nerviosísima y se me empezó a revolver el estómago, - eso te pasa por desayunar tanto, pensé. Mientras mi abuela no paraba de parlotear sobre la aburrida señorita Pooh (la vecina de al lado) Mi madre no me había podido llevar al aeropuerto, ya que estaba trabajando, como de costumbre. Bostecé aburrida, me puse mis cascos blancos y me pase el resto del trayecto escuchando música:
-         They dont know about the things we do
they dont know about the "I love you's"
but i bet you if they only knew
they would just be jealous of us
Tatareaba aquella preciosa melodía… ¿Quién la cantaría?
-         One touch and I was a believer
every kiss gets a little sweeter
it’s getting better, keeps getting better all the time, girl
Miré en mi iPod para ver a quién pertenecían aquellas maravillosas voces. – One Direction- Ponía. No los conocía, pensé, cómo habría llegado entonces aquella canción a mi iPod? Me quedé dormida antes de pensar en la respuesta.

Narra Marta:
Llego al aeropuerto quince minutos antes de lo previsto. Mi padre me regaña por haberlo apurado tanto antes. Escucho música, consiguiendo relajarme durante unos segundos, hasta que la escandalosa de Silvia salta encima de mí después de llamar la atención de todo el aeropuerto. Me alegro de verla.  Solo queda Laura, que como siempre, se retrasa.
Tenemos que facturar el equipaje. Nos dan la tarjeta de embarque y nos dirigimos a la puerta indicada en el papel.  Hablamos sobre todos nuestros planes una vez que lleguemos a Londres. Me asombra mi tranquilidad en ese momento, hasta que se escucha una voz femenina informando sobre la salida del avión.  Cogemos todo con una gran sonrisa… Nos vamos a Londres!