jueves, 11 de abril de 2013


Bueno, a las pocas lectoras que tenemos, gracias por escribir y por esperar. Sentimos el retraso pero ya sabéis, el viaje a Alemania y luego recuperar todo, un caos de mes. Lo sentimos muchísimo y gracias de nuevo. Esperamos no volver a repetirlo.

Marta, Laura y Silvia

Capítulo 4: sobre ruedas


Narra Marta:

Llego a la academia y Andrea (la profesora) camina sonriente hacia mí. Nada, me dice que el chico que le ayuda con las clases se va a vivir a Francia y si le quiero sustituir dando sus clases; como ya iba él, los miércoles y viernes, pero que tendría que seguir limpiando los lunes y los viernes después de clase:


- QUEEEEEEEEEE?!?!?!?! POR SUPUESTO!!!

La abrazo tan fuertemente que temo asustarla con mi reacción: me vuelvo loca. Solo grito y salto eufórica. En mi vida me imaginé que uno de mis primeros trabajos consistiría en impartir clases de baile! Tengo pasión con todo lo que se relaciona con la música. Es como un sueño hecho realidad.

Salgo de la academia y me dirijo a casa para contarle la super noticia a las chicas cuando me encuentro con un amigo de Silvia. Se llama Louis y está genial; en todos los aspectos...
Se chocaron por la calle un día que ella volvía de la Facultad de Química y él a encargar unas fotografías a una tienda cercana; al siguiente se volvieron a ver, puesto que él iba a recoger las fotos a la misma hora en que Silvia salía de la Facultad. Desde aquella empezaron a salir un poco y nos lo presentó.
Después de hablar sobre lo que estábamos haciendo, le pregunto si quiere ir a tomar algo a una cafetería de la zona; pero, me dice que a pesar de lo mucho que lo desea, tiene que rechazar la invitación porque tiene ensayo. Entonces planificamos para mañana una quedada con las chicas y con su grupo de amigos, los cuales nos quiere presentar desde hace unos días; para ir al cine.
Silvia cree que él y yo nos parecemos mucho, que tenemos muchas cosas en común, y seguro que nos llevamos bien, por eso quería conocerlo mejor. De todas formas es mejor así, porque debo preparar mi clase para mañana: baile contemporáneo con un grupo de chicas adolescentes... espero caerles bien.




Al día siguiente...

Narra Laura:
Esto no puede ser bueno en serio. Soy tan feliz que creo que voy a explotar.

Mi vida en Londres con Silvia y Marta es absolutamente perfecta: Por la mañana desayuno en Nando’s, pero más que desayunar, hablo con Dani y contemplo de reojo al rubito.  Luego, universidad, y por la tarde; como con mis amigas, estudio un poco y de vuelta a Nando’s a trabajar de camarera hasta las doce de la noche.

- Lauraaaa! Me estás ignorando, escuuuchame. - Dice una Silvia muy enfadada.

- Eh? Perdón, perdón, repite.

No la estaba escuchando, la verdad, seguía pensando en esta maravillosa mañana:

>flashback<

- Daniii! Quieroo mis tostadas con lechee!  - Grité desesperada, aquella mañana me había levantado tardísimo y no quería volver a llegar tarde a la universidad.

- Voy, voy. Toma, aquí tienes cielo.

- Uff... graciias.

Y en el instante en el que empezaba a mordisquear una tostada con miel, entra el “rubito” como lo llamo yo por la puerta, estoy acostumbrada a él. Hoy lleva unas gafas Ray Ban muy parecidas a unas que tengo yo en casa y un polo rojo que le queda muy bien... “Dios, Laura, para!! estas obsesionada! Ni siquiera sabes su nombre!” Pienso yo para mi.

- Laura, esto es serio, no puedes seguir así. - Me reprocha Dani.
- Eh? Qué decías?
- A eso me refiero. No paras de mirar a ese tío. Dile hola al menos. Yo que sé... salúdale, sedúcelo como solo tú sabes Lau.
- Pssss! Cállate, que puede estar escuchando!
- Se acabó! - Dani se levanta y se dirige a la mesa donde está sentado el rubio. Oh dios mío, juro que lo mato.  Se pone a hablar con él pero no escucho lo que dice.


Narra Niall:
Era una mañana como cualquier otra, había ido a Nando’s a desayunar, aquello ya era una obsesión. “Vamos Niall, reconócelo, no vas a Nando’s solo por la comida” Pensé para mi mismo. Iba tan solo para ver a la chica morena, como la llamo yo, ya que no sé su nombre... Es la camarera que tiene el turno de tarde, pero hoy está desayunando, lo de siempre, leche, zumo y tostadas con miel. Me he fijado. Lleva el pelo recogido en una larga trenza... tengo unas ganas de olerlo y tocarlo... “Niall tío eres gilipollas. Tu puedes conseguir a la chica que quieras, vete allí y habla con ella, gallina!” Pensé para mí mismo. Me iba a levantar, pero justo en ese momento se levanta el camarero que está sentado al lado de la morena y viene hacia aquí.

- Hola guapo! Como te llamas?

- Niall. - Le respondo sorprendido, que yo sepa aún no he pedido nada.

- Mira, ves esa chica morena de allá? Quiere hablar contigo, pero la pobre es muy vergonzosa, sabes? Creo que le gustas.

Me quedé sin habla.

- Como se llama? - Le pregunto yo coloradísimo.

- Laura Fernández. Es muy mona, eh?

- Eh... si. Mucho. - Miro hacia ella y la pillo mirando hacia aquí. Se ha puesto muy colorada, que tierno... Le sonrío y le guiño el ojo.  Me levanto y voy hacia allí.

Narra Laura:
Oh dios mío, el rubio se dirige hacia mi, que hago? Intento aparentar indiferencia y tranquilizarme porque en mi interior mi corazón va a mil.

- Hola! Soy Niall y tú eres Laura, verdad?

- Ehh... si claro, esa soy yo, jeje. - Soy tonta tonta tonta tonta.

- No pareces de por aquí.

- Soy española.

- Que bien! Me encanta el español, siempre que tengo tiempo me voy de vacaciones a Marbella.

- Que bien! Es preciosa! Yo soy de Galicia. Has oído hablar de ella?

- Si, me han comentado algo de los verdes campos y todo eso. Se parece a Irlanda un poco, no?

- No se, la verdad, nunca he ido a Irlanda, pero me encantaría ir.

- Jajajaja, yo soy irlandés.

- En serio? Jajajaja, ya te veía yo cara de duende - Menuda tontería acabo de decir, pero al parecer a Niall le hace gracia porque empieza a reír de una forma muy contagiosa, así que acabamos los dos partiendonos de risa.

- Sabes? Podríamos quedar algún día y tú me puedes enseñar a hablar español.

- No see... que recibiría yo a cambio?

- Jajaja, sé tocar la guitarra, te puedo enseñar. - Me propone él.

- En serio? Qué guay! Yo toco el piano, pero siempre he querido aprender a tocar la guitarra!

- Jajaja, genial. - Niall me guiña un ojo y yo me derrito. Miro el reloj.

- MIERDA! Niall me tengo que ir!! Dios dios dios llego tarde! Chaooo!

- Espera Laura! No me has dado tu número!

Pero yo ya no lo escucho y salgo de Nando’s como un relámpago.

>fin del flashback<

Sin duda ha sido la mejor mañana de mi vida, y ya sé el nombre del chico: Niall Niall Niall, me encanta decirlo.

- Ahora cuéntame tú qué es lo que te tiene tan ignoradora de Silvias. - Me dice Silvia enfadada con razón, he pasado de ella todo el rato. Así que decido contarle lo del chico de Nando’s. Niall.



Narra Silvia:
Ya llevaba esperando a que mi teléfono sonara con la noticia de que había conseguido un trabajo más de una semana, y ya estaba perdiendo la esperanza cuando, una tarde que estaba por Londres comprando las cosas que me faltaban para mis clases de la Universidad, me llamaron de una academia de idiomas. Al parecer, querían a una persona española que ayudase a la profesora de español con los niños pequeños. Sin pensarlo dos veces acepté. La verdad es que los niños no eran mi obsesión, más bien todo lo contrario, me agobiaban, odiaba a los niños que lloraban y que se portaban mal, me estresaban, pero necesitaba trabajo cuanto antes y este especialmente, no me iba a suponer un gran esfuerzo. El empleo constaba de ir 5 días a la semana tres o cuatro horas cada día. La Academia estaba a un par de manzanas de nuestra casa, así que, podría ir andando sin ningún problema.

Cuando acabé las compras le mandé un whatsapp a Louis para ir a tomar algo antes de cenar. Desde el día en que nos habíamos chocado me impactó totalmente y al día siguiente que nos volvimos a chocar (casualidad? Puede que no), empezamos a charlar y de como coincidíamos mucho en esa calle, acabamos haciéndonos amigos. Quedamos en el London Eye para ir a un Starbucks y hablamos un poco de todo, como siempre, era un chico increíble, era de los pocos que sabía escuchar y que te intentaba ayudar, aunque tuvieras el problema mas tonto del mundo. La verdad es que cuando estoy con el me siento observada, las chicas que pasan cerca nuestra se nos quedan mirando y cuchichean entre ellas, creo que se sorprenden de su atractivo físico, pero nunca me atreví a decírselo, tengo miedo a que piense que estoy loca.

Llegué a casa una hora más tarde y no había nadie, estaba sola. Subí a mi cuarto y me di cuenta de que estaba muy desordenado y decidí arreglarlo un poco. Puse mi música a todo volumen, Vetusta Morla, un grupo que muy poca gente conoce y que, de mis amigos, no le gusta a ninguno, pero yo estoy enamorada de esos chicos.

-Silviaaa! Ya estas con la Chusta Morla esa tuya? APAAGALO - Como no, Laura, venía de Nando’s y ya entraba por la puerta gritando.
Después de bufar un par de veces, apagué la música y bajé a saludarla y a contarle que ya tenía trabajo. Noté que mientras se lo contaba, no me estaba haciendo mucho caso así que, decidí decir una de mis sobradas para comprobar lo evidente.

- ...así que tengo que ir cinco veces a la semana y matar a un par de niños para luego comérselos.

- Ajá - me dijo Laura.

- Lauraaaa! Me estás ignorando, escuuuchame.

-Perdón, perdón, repite.

Le volví a contar todo y me felicitó, pero conocía a Laura, y sabía que esta tarde algo le había pasado y estaba deseando contárselo a alguien, entonces le pregunté:

- Ahora cuéntame tú qué es lo que te tiene tan ignoradora de Silvias.

- A mi? No hay nada que contar.

Pero esa sonrisa de mentirosa le delató y me lo contó. Me dijo que en Nando’s había un chico rubio que ya le había llamado la atención un par de veces y que hoy no se que le había pasado. Me lo contó tan emocionada que creo que hasta sería capaz de llorar. Cuando acabó nos pusimos a hacer la cena (hoy no conseguí escaquearme) y cuando estábamos acabando, Marta entró por la puerta, le preguntamos donde había estado y nos contestó con evasivas antes de irse a su habitación. Laura y yo nos miramos, sabíamos que algo le había pasado, pero no sabíamos si era algo bueno o algo malo, tendríamos que esperar hasta que ella nos lo quisiera contar, sino se iba a agobiar y sería peor para todas. Cenamos con el ambiente un poco tenso por parte de Marta y enseguida nos fuimos para cama porque era ya tarde, mañana tendría que ir a la academia a que me confirmaran un par de cosas y a firmar el precontrato y debía estar muy despierta.